martes, 17 de enero de 2012

CASTRISMO, DESASTRE ECOLÓGICO.

Aportado por Freud.


La destrucción de nuestro patrimonio ecológico comenzó poco después del triunfo de la revolución en 1959, con la implementación de la reforma agraria, la agricultura estatal y la colectivización forzada. Al convertirse el Comandante en el único terrateniente del país, no quedó nadie a quien responder por los fallos, la mala administración, la negligencia, y la total ignorancia del uso adecuado y la explotación sostenible de los recursos vitales. Esta degradación medioambiental se intensificó durante el llamado “período especial” de los años 90’s, cuando la maltrecha economía del régimen sufrió los efectos del fin del subsidio soviético, y Castro anunció que los recursos naturales del país serían utilizados “al máximo posible”, en anticipación de un colapso económico y la implementación del plan Opción Cero, provocando un giro hacia un ecologismo marxista y más radical.

De acuerdo a datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el daño provocado en el medio ambiente cubano es palpable: la erosión y salinización de los suelos; la contaminación de ríos y bahías; la desaparición de una buena parte de nuestra flora y fauna, y sobre todo, la deforestación. La bahía de La Habana es una de las más contaminadas del mundo, afectada por hidrocarburos, el plomo y el ácido clorhídrico. El oriental río Cauto, el más largo de la isla, ya no puede contener vida propia: es una cloaca de de aguas salobres y envenenadas. Otros ríos como el Almendares, el Zaza, el San Pedro, el Toa y el Cuyagüateje tienen sistemas regnícolas destruidos por el vertimiento de residuos urbanos y agropecuarios. El famoso Salto del Hanabanilla se ha secado totalmente, y ya no existe. Las matanceras Cuevas de Bellamar, otrora orgullo de la espeleología cubana, han sido convertidas en depósitos de armamento, explosivos y productos químicos, alterando su delicado ecosistema. La hermosa playa de Varadero, una de las más bellas del mundo, ha visto la extracción de miles de toneladas de su fina arena para ser usada en la construcción.

Creado en 1994, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), dirigido por la veterinaria Rosa Elena Simeón hasta la muerte de ésta en el 2005, ha sido el organismo encargado de dirigir y ejecutar el abusivo programa ambientalista del régimen, despilfarrando y arruinando nuestra ecología.

Al igual que los ríos, las playas y el manto freático, los bosques de Cuba han sufrido las consecuencias fatales de una política ecológica brutal y chapucera. En 1959, el país poseía un gran número de regiones boscosas, entre ellas la Sierra Maestra, la Sierra del Escambray, la península de Guanacabibes, la Cordillera de los Órganos y la Ciénaga de Zapata. Los abundantes árboles eran un estorbo para las nuevas técnicas de la agricultura estatal de 1960, provocando una tala indiscriminada, sin tener en cuenta el inmenso daño ecológico que esto podría causar.

En octubre de 1967, cerca de Bayamo, comenzó la mayor destrucción de bosques naturales y maderas preciosas en la historia de la isla. La llamada “Brigada Invasora Che Guevara” utilizó tanques de guerra y explosivos que, con fuertes cadenas, arrasaron bosques enteros. Este criminal proceso de deforestación destruyó miles de árboles que eran también refugio de faunas autóctonas que desaparecieron junto con los árboles. Más tarde, durante el período especial, muchos de los pocos árboles que aún quedaban fueron sacrificados para fines energéticos. Cuba, según reportes del PNUMA, es ahora el cuarto país que más riquezas forestales ha perdido en el mundo.

En los últimos 48 años, unas veinte especies de pájaros cubanos han desaparecido o se encuentran en peligro de extinción, entre ellos el carpintero real y el gavilán cagüarero. Otras especies de lagartos, peces y reptiles han corrido igual suerte. De acuerdo a reportes de observadores extranjeros, el ex-Director del Centro Nacional de Áreas Protegidas, Comandante Guillermo García Frías, ha lucrado ilegalmente por décadas con la venta ilegal de fauna salvaje cubana, exportando raros mamíferos a coleccionistas europeos.

Haciendo caso omiso de acuerdos firmados por funcionarios castristas en las dos Cumbres de la Tierra, la de Río de Janeiro en 1992, y la de Johannesburgo en el 2002, los alardes propagandísticos de protección medioambiental del régimen ocultan hipócritamente la realidad de la ruina de nuestra geografía.
La ultima catástrofe provocada por el castrofascismo fue la imprudente introducción en los ríos y lagos del país de la Claria, una mezcla de pez gato americano y pez tigre asiático que ha  arrasado las poblaciones de peces naturales de Cuba y con todas las demás especies del hábitat acuático cubano pues este pez se alimenta de cuanto nada, camina y vuela. Cosas del comunismo!!!

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