La
destrucción de nuestro patrimonio ecológico comenzó poco después
del triunfo de la revolución en 1959, con la implementación de la
reforma agraria, la agricultura estatal y la colectivización
forzada. Al convertirse el Comandante en el único terrateniente del
país, no quedó nadie a quien responder por los fallos, la mala
administración, la negligencia, y la total ignorancia del uso
adecuado y la explotación sostenible de los recursos vitales. Esta
degradación medioambiental se intensificó durante el llamado
“período especial” de los años 90’s, cuando la maltrecha
economía del régimen sufrió los efectos del fin del subsidio
soviético, y Castro anunció que los recursos naturales del país
serían utilizados “al máximo posible”, en anticipación de un
colapso económico y la implementación del plan Opción Cero,
provocando un giro hacia un ecologismo marxista y más radical.
De
acuerdo a datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA), el daño provocado en el medio ambiente cubano es
palpable: la erosión y salinización de los suelos; la contaminación
de ríos y bahías; la desaparición de una buena parte de nuestra
flora y fauna, y sobre todo, la deforestación. La bahía de La
Habana es una de las más contaminadas del mundo, afectada por
hidrocarburos, el plomo y el ácido clorhídrico. El oriental río
Cauto, el más largo de la isla, ya no puede contener vida propia: es
una cloaca de de aguas salobres y envenenadas. Otros ríos como el
Almendares, el Zaza, el San Pedro, el Toa y el Cuyagüateje tienen
sistemas regnícolas destruidos por el vertimiento de residuos
urbanos y agropecuarios. El famoso Salto del Hanabanilla se ha secado
totalmente, y ya no existe. Las matanceras Cuevas de Bellamar, otrora
orgullo de la espeleología cubana, han sido convertidas en depósitos
de armamento, explosivos y productos químicos, alterando su delicado
ecosistema. La hermosa playa de Varadero, una de las más bellas del
mundo, ha visto la extracción de miles de toneladas de su fina arena
para ser usada en la construcción.
Creado
en 1994, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente
(CITMA), dirigido por la veterinaria Rosa Elena Simeón hasta la
muerte de ésta en el 2005, ha sido el organismo encargado de dirigir
y ejecutar el abusivo programa ambientalista del régimen,
despilfarrando y arruinando nuestra ecología.
Al
igual que los ríos, las playas y el manto freático, los bosques de
Cuba han sufrido las consecuencias fatales de una política ecológica
brutal y chapucera. En 1959, el país poseía un gran número de
regiones boscosas, entre ellas la Sierra Maestra, la Sierra del
Escambray, la península de Guanacabibes, la Cordillera de los
Órganos y la Ciénaga de Zapata. Los abundantes árboles eran un
estorbo para las nuevas técnicas de la agricultura estatal de 1960,
provocando una tala indiscriminada, sin tener en cuenta el inmenso
daño ecológico que esto podría causar.
En
octubre de 1967, cerca de Bayamo, comenzó la mayor destrucción de
bosques naturales y maderas preciosas en la historia de la isla. La
llamada “Brigada Invasora Che Guevara” utilizó tanques de guerra
y explosivos que, con fuertes cadenas, arrasaron bosques enteros.
Este criminal proceso de deforestación destruyó miles de árboles
que eran también refugio de faunas autóctonas que desaparecieron
junto con los árboles. Más tarde, durante el período especial,
muchos de los pocos árboles que aún quedaban fueron sacrificados
para fines energéticos. Cuba, según reportes del PNUMA, es ahora el
cuarto país que más riquezas forestales ha perdido en el mundo.
En
los últimos 48 años, unas veinte especies de pájaros cubanos han
desaparecido o se encuentran en peligro de extinción, entre ellos el
carpintero real y el gavilán cagüarero. Otras especies de lagartos,
peces y reptiles han corrido igual suerte. De acuerdo a reportes de
observadores extranjeros, el ex-Director del Centro Nacional de Áreas
Protegidas, Comandante Guillermo García Frías, ha lucrado
ilegalmente por décadas con la venta ilegal de fauna salvaje cubana,
exportando raros mamíferos a coleccionistas europeos.
Haciendo
caso omiso de acuerdos firmados por funcionarios castristas en las
dos Cumbres de la Tierra, la de Río de Janeiro en 1992, y la de
Johannesburgo en el 2002, los alardes propagandísticos de protección
medioambiental del régimen ocultan hipócritamente la realidad de la
ruina de nuestra geografía.
La ultima catástrofe provocada por el castrofascismo fue la imprudente introducción en los ríos y lagos del país de la Claria, una mezcla de pez gato americano y pez tigre asiático que ha arrasado las poblaciones de peces naturales de Cuba y con todas las demás especies del hábitat acuático cubano pues este pez se alimenta de cuanto nada, camina y vuela. Cosas del comunismo!!!
La ultima catástrofe provocada por el castrofascismo fue la imprudente introducción en los ríos y lagos del país de la Claria, una mezcla de pez gato americano y pez tigre asiático que ha arrasado las poblaciones de peces naturales de Cuba y con todas las demás especies del hábitat acuático cubano pues este pez se alimenta de cuanto nada, camina y vuela. Cosas del comunismo!!!
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